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Casi mil millones de personas en el mundo sufren algún trastorno de salud mental (06/07/2022).

Las crecientes desigualdades sociales y económicas, los conflictos prolongados, la violencia y las emergencias de salud pública amenazan el bienestar de la población mundial. Casi mil millones de personas en todo el mundo sufren algún tipo de trastorno mental, según las últimas cifras de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

De acuerdo con el informe mundial de salud mental de la Organización Mundial de la Salud (OMS), durante el primer año de la pandemia de la COVID-19, las tasas de afecciones comunes como la depresión y la ansiedad –las más prevalentes tanto en hombres como mujeres– aumentaron más del 25%. La infancia y la adolescencia son edades de alta vulnerabilidad en materia de salud mental. Según los datos de la OMS, en 2019, el 14% de los adolescentes del mundo -de entre 10 a 19 años- vivía con algún trastorno mental. Se trata de la mayor revisión de datos sobre salud mental hecha desde el cambio de siglo.

«Una buena salud mental se traduce en una buena salud física, y este nuevo informe presenta un argumento convincente para el cambio», argumentó el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus. En este sentido, la Organización Mundial de la Salud insta a los países del mundo a hacer frente al empeoramiento de la salud mental derivado de la pandemia de la Covid y ofrece ejemplos de buenas prácticas que deben implementarse lo antes posible posible, en reconocimiento del importante papel que desempeña la salud mental en el desarrollo positivo de las personas y en todos los niveles.

En primer lugar, la organización pide profundizar en el valor y el compromiso que otorgamos a la salud mental como individuos, comunidades y gobiernos e igualar ese valor con mayor compromiso, implicación e inversión por parte de todas las partes interesadas. En segundo lugar, la OMS apunta a la necesidad de reformar las características físicas, sociales y económicas de los entornos –hogares, escuelas, puestos de trabajo y la comunidad en general– para proteger mejor la salud mental y prevenir las enfermedades mentales. En tercer lugar, la organización exige reforzar la atención a la salud mental mediante una red comunitaria de servicios y soportes accesibles, asequibles y de calidad.

«Los vínculos inextricables entre la salud mental y la salud pública, los derechos humanos y el desarrollo socioeconómico significan que transformar las políticas y prácticas en salud mental pueda generar beneficios reales y sustantivos para individuos, comunidades y países de todas partes. La inversión en salud mental es una inversión en una vida y un futuro mejores para todos», ha indicado el director general de la OMS.

Demanda creciente, respuestas insuficientes

La atención a la salud mental está sistemáticamente infrafinanciada. De media, los países dedican menos del 2% de sus presupuestos sanitarios a la salud mental. Más del 70% del gasto en salud mental en los países de renta media sigue destinándose a los hospitales psiquiátricos. Además, alrededor de la mitad de la población mundial vive en países donde existe un solo psiquiatra para atender a 200.000 o más personas.

Según el informe de la OMS, incluso antes de que llegara la pandemia, solo una pequeña fracción de las personas que necesitaban ayuda tenían acceso a un tratamiento de salud mental eficaz, asequible y de calidad. Por ejemplo, más del 70% de las personas que padecen psicosis en todo el mundo no reciben la ayuda y atención que necesitan. La brecha entre las naciones ricas y las pobres destaca el desigual acceso a la atención médica, ya que siete de cada diez personas con psicosis reciben tratamiento en países de altos ingresos, en comparación con sólo el 12% que lo reciben en países de bajos ingresos.

La situación es aún más grave para los casos de depresión, donde las brechas en la asistencia se producen en todos los países, incluidos los de altos ingresos, en los que solo un tercio de las personas que sufren depresión reciben atención formal de salud mental. Y aunque los países de altos ingresos ofrecen un tratamiento «mínimo adecuado» para la depresión en el 23% de los casos, esto se reduce a sólo un 3% en los países de bajos ingresos y medios-bajos.

«Necesitamos transformar nuestras actitudes, acciones y enfoques para promover y proteger la salud mental de las personas», ha destacado Tedros Adhanom. «Podemos y debemos hacerlo transformando los entornos que influyen en nuestra salud mental y desarrollando servicios de salud mental basados ??en la comunidad capaces de conseguir una cobertura universal en salud mental», ha concluido el director general de la OMS.

Enlace relacionado LaMarea.com (04/07/2022).

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