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Falta de personal de enfermería: un problema actual y futuro (11/01/2021).

La carencia de personal de enfermería en los centros sanitarios catalanes no es ninguna novedad. El Col·legi Oficial d’Infermeres i Infermers de Barcelona (COIB) avisó en junio que el plan de Salut de apoyo a la atención primaria, que preveía la incorporación de 21 enfermeras, era insuficiente.

Del mismo modo, el noviembre del 2019, un informe del Consorci de Salut i Social de Cataluña (CSC), la Unió Catalana d’Hospitals (UCH) y el Institut Català de la Salut (ICS) concluyó que había más de un millar de vacantes en el momento y 900 plazas necesarias a corto plazo, entonces fijado como el 2020 y el 2021.

Teniendo en cuenta que en el momento del estudio había 18.660 profesionales de la enfermería contratadas, las plazas requeridas en aquel momento representaban casi el 6% de la plantilla.

La necesidad de personal de enfermería, en proporción a la plantilla del momento, es especialmente agravada en el Alto Pirineu i Aran (47%), Girona (21%) y Barcelona ciudad y Terres de l’Ebre (19%). La media del país se ubica en el 17,5%.

Al déficit ya conocido en Catalunya hay que añadirle la problemática que reporta un informe publicado por el Centro Internacional sobre Migración de Enfermeras, ICNM por sus siglas en inglés. El trabajo, que combina un análisis de datos sobre la plantilla de enfermería a escala internacional y una revisión de estudios, avisa que “la fuerza de trabajo en enfermería en muchos países está envejeciendo”.

Una de cada seis enfermeras, cerca de la jubilación

La fuente más destacada en la que se basa el informe del ICNM es el informe del estado de la enfermería publicado por la Organización Mundial de la Salud el 2020. Destaca el dato de que el 17% de las enfermeras de todo el mundo, una de cada seis, tiene 55 años o más y se espera que se jubile durante la década que hemos comenzado.

El estudio de la OMS, recuerda el ICNM, cifra en 4,7 millones las nuevas enfermeras que serán necesarias en los años próximos para sustituir a las que se tienen que jubilar. Todavía más, el informe habla de una “escasez mundial de 5,9 millones de enfermeras, de las cuales el 89% se concentra en países de renta mediana baja y baja”.

Así, recuerda la organización internacional, “por cada diez nuevas enfermeras que se necesitan para hacer frente a la escasez mundial, se tendrá que formar a otras ocho para sustituir a las que se jubilen” durante la década próxima. En total, la OMS cifra en 10,6 millones las enfermeras que se tienen que formar a escala mundial en los próximos años.

Covid-19, primer aviso

La pandemia que sufre el mundo desde hace casi un año ha agravado y puesto de relieve el déficit estructural de personal de enfermería en muchos países. De hecho, durante las primeras semanas de la situación excepcional, Catalunya reclutó personal sanitario jubilado. No en vano, la ratio de enfermeras del país es notablemente inferior a la media de los estados de la OCDE.

El Centro Internacional sobre la Migración de Enfermeras lo tiene claro: “La razón por la cual los países han utilizado estas medidas de emergencia para ampliar rápidamente la plantilla de enfermería en respuesta al Covid-19 es a causa de la escasez subyacente de enfermería”.

La institución remarca el hecho de que la dolencia causada por el virus SARS-CoV-2 tiene como factor de riesgo la edad avanzada. Por eso insiste en el gesto de numerosas enfermeras que, en todo el planeta, han vuelto a ejercer en un momento complicado a escala global y que les comporta un alto riesgo en el ámbito individual.

Por eso, piden “una política imperativa para garantizar que las enfermeras mayores estén muy protegidas en el puesto de trabajo, especialmente si trabajan en zonas con riesgo de infección”.

Desigualdad mundial

Las regiones más ricas, como son América y Europa, sufren más el envejecimiento de las plantillas de enfermería. Según los datos de la OMS, que no están desglosados por Estado, más del 20% de las enfermeras del continente americano tienen 55 años o más.

Por eso, el Centro Internacional sobre Migración de Enfermeras (ICNM) avisa del “riesgo que algunos países afronten su reto de sustitución mediante la contratación internacional activa”. Esta práctica, que pueden efectuar estados más ricos, consiste en contratar personal de países menos ricos para cubrir las carencias de trabajadores autóctonos.

“Algunos de los países más afectados por el envejecimiento son países de ingresos elevados, que probablemente considerarán la contratación internacional como una “solución” para sustituir enfermeras que jubilarse”, resume el ICNM.

“Si no se basa en el enfoque ético de la OMS sobre contratación internacional de personal sanitario, puede dañar la capacidad de países ‘fuente’ para satisfacer las demandas inmediatas de salud de la población”, dice el ICNM. El organismo cree que la práctica puede suponer un riesgo “para lograr la asistencia sanitaria universal”.

El Estado español, si bien forma parte del grupo de los más ricos a escala mundial, aporta personal de enfermería a otros países con más potencia económica. La última década se reportó un crecimiento sostenido de médicos que, buscando mejores condiciones, se marcharon a trabajar en el Reino Unido, Francia o Alemania.

Conservar y cuidar la sabiduría

El Centro Internacional sobre Migración de Enfermeras ve una problemática añadida al hecho que tantas enfermeras estén a tocar de la jubilación. Además del hecho que crea una necesidad de cubrir las plazas, también alerta de la pérdida de conocimientos y experiencia que suponen para una plantilla contar con personal más veterano.

“La prevención, la reducción o la sustitución de esta pérdida potencial de habilidades y experiencia es uno de los principales desafíos de la fuerza de trabajo en enfermería a la que se enfrentan muchos países”, dice al informe. Para el ICNM, el personal más envejecido cuenta con unas “habilidades adicionales y prácticos avances” que se pueden perder.

Por todo ello, la institución internacional insta a los responsables políticos a encontrar una respuesta para “apoyar y retener las enfermeras durante más tiempo”. Ahora bien, no a cualquier precio: “Hay que establecer políticas para permitir que las enfermeras envejezcan bien”, dice.

Así, el centro pide respuestas políticas que “tengan en cuenta la diversidad de la plantilla, reconozcan que cada enfermera tendrá un ciclo de vida y un ciclo de carrera, y que sus prioridades probablemente cambiarán con el paso”. El organismo opta pues por una respuesta individualizada y con perspectiva generacional. Las medidas sólo serán efectivas si “se adaptan a las necesidades y expectativas de las enfermeras envejecidas”.

El centro pide políticas de apoyo excepcionales para “permitir el retorno voluntario de aquellas enfermeras que han sido excluidas por discriminación de edad y que no han podido lograr su potencial profesional”.

Los factores que influyen a la satisfacción y la retención de enfermeras envejecidas, explica el organismo, son “complejos y multidisciplinarios”, pero acostumbran a influir aspectos comunes, como el estado de su salud y bienestar al trabajo; el entorno laboral, las relaciones laborales o las condiciones laborales.

En este sentido, uno de los estudios en los que se basa el informe del colectivo de enfermeras se realizó en el Estado español en 2013 entre las enfermeras de más de cincuenta años. La conclusión es que entre las que tenían más intención de jubilarse se reportaban “niveles más elevados de agotamiento”, “niveles de salud percibida más bajos” y “demandas laborales más grandes y actitudes laborales más negativas”.

Por este motivo, el ICNM pone el énfasis en el cuidado que hay que tener sobre el colectivo de enfermería más envejecido. Recuerda que “puede ser un trabajo estresante y exigente físicamente” y avisa que “cualquier intento de mejorar la retención de enfermeras mayores tiene que tener en cuenta este contexto de trabajo desafiando”.

Plan para apoyar a las enfermeras veteranas

El Centro Internacional sobre Migración de Enfermeras cierra su informe con un decálogo de recomendaciones, que siempre tienen que partir de la idea de que “la organización contratante tenga una buena comprensión del perfil, las necesidades y las expectativas de las enfermeras que trabajan, independientemente de la edad”.

Para captar el perfil de la plantilla, sus expectativas y planes, el ICNM propone hacer encuestas o grupos focales, de forma que la dirección del centro sanitario conozca mejor a su personal de enfermería.

Un aspecto destacado de las instrucciones que aporta la institución es la forma de tratar las enfermeras más veteranas. Pide que se elimine “la discriminación en la contratación, promoción, formación y retención” de la parte más envejecida del colectivo y apuesta por un “acceso igualitario a oportunidades de aprendizaje y de carrera”.

El ICNM habla de un “rediseño del puesto de trabajo para reducir la carga de trabajo y el estrés” que asegure la “seguridad y salud laboral del personal”, que lleve a una optimización de “la contribución de las enfermeras mayores” y que garantice “la transferencia de conocimiento y el desarrollo de liderazgo” a las nuevas generaciones.

En cuanto a la vertiente económica, el centro propone “un sistema de remuneración y ventajas que premie la experiencia”, así como “proporcionar opciones de planificación de la jubilación”.

Enlace relacionado Catalunyaplural.cat (08/01/2021).

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