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Sanidad pública: no vayamos a arrepentirnos después (26/07/2021).

Nuestro sistema  público de salud  previo a la pandemia era incluido entre los más eficientes del mundo. En el informe de la OCDE se  destacaba  su papel de vanguardia  frente  a otros países de su entorno tras  el análisis de  diversos   parámetros de comparación como son la esperanza  de vida ,mejores  tasas de mortalidad por enfermedades  evitables y tratables, mejoría  en los  criterios de hospitalización ,etc.

Y todo pese a contar con una  menor financiación "per cápita" y un más reducido  porcentaje del producto nacional bruto destinado a  ese fin. Este "milagro"  se  sustentaba  de  forma global en la baja remuneración de las plantillas (se disponía de pilotos de fórmula uno con  sueldo  de conductores de  karting) ,también al menor precio  de los medicamentos respecto a otros países como  Alemania o Francia,  sin olvidar que el cuidado de mayores y personas dependientes suele recaer en  las mujeres  de la familia , con el consiguiente  ahorro en atención sociosanitaria.

Las multinacionales de la sanidad privada (compuestas por fondos de inversión en su accionariado) están entrando con fuerza y han  aprovechado estas circunstancias  para poner en marcha operaciones muy rentables en infraestructuras  y en recursos humanos. Un estudio realizado en Madrid revela que la carga de trabajo de las enfermeras en empresas privadas resultaba mayor que la de las  públicas mientras que sus sueldos eran  entre un 20 o un 25% menores.

La crisis  económica y el aprovechamiento  el momento

Con la crisis económica iniciada en  2008 se fue reduciendo  el presupuesto   para  la sanidad pública de  forma progresiva y aumentando el envite  de la privada. Los gobiernos de  derechas  han tendido  por ideología a adelgazar más el sistema y se  han esmerado en su privatización , otorgando concesiones administrativas de gestión de  departamentos de salud, externalizaciones de  servicios de los hospitales públicos  y  la gestión de los geriátricos  etc. Los gobiernos de centro izquierda tampoco se han esforzado, salvo excepciones, en revertir ese desaguisado.

La pandemia, pues, ha supuesto una prueba de estrés que no solo ha abierto las costuras  sino desgarrado  el tapiz de nuestro sistema  sanitario a pesar de la colosal respuesta de las y los profesionales, convertidos a la fuerza en maestros de la resiliencia. Esto les ha llevado a la pérdida  de colegas, al agotamiento y a  la decepción. Mientras, la sanidad privada  ha estado a la expectativa: en algunos casos  se han cerrado instalaciones y solicitado ERTE, y en otros casos su   "colaboración"  ha sido facturada  con arreglo a las  leyes  de la oferta  y la demanda (y en algunas  casos de comunidades proclives, con amplios  márgenes  de beneficio aprovechándose de la situación de urgencia, y por tanto  orillando la ley de contratos públicos).

Ahora que parece que se vislumbra la luz al final del túnel por los avances  producidos en la vacunación de la población  hay  que  reparar y volver a coser esas costuras y zurcir nuevos rotos. Es necesario restablecer el normal funcionamiento de la atención primaria, recortar las listas de espera quirúrgica que se han incrementado, reevaluar a pacientes con enfermedades crónicas que han demorado  sus  consultas  establecidas,  intensificar los protocolos de prevención de enfermedades. También urge afrontar con decisión el tema de  la salud mental,  históricamente relegada, que se presenta como una  verdadera epidemia tras la pandemia

Las  consecuencias  de la privatización

El Corporate Europe Observatory, ha  señalado "la subcontratación y la provisión privada de atención médica han degradado significativamente la capacidad de los Estados miembros de la UE para lidiar de manera efectiva con la covid-19. Las presiones de la  propia UE para recortar el gasto público han contribuido a la mercantilización de los sectores de la salud y el cuidado de personas mayores y señala que el sector sanitario privado está abusando de la pandemia para presionar y recibir más dinero público,  principalmente a través de los fondos de recuperación". El propio observatorio  y otras  ONG como la Unión Europea de Servicios Públicos y la Red Europea contra la Comercialización y Privatización de la Salud y la Protección Social han exigido a la  UE que invierta  los criterios de  política económica que han acelerado la privatización de la  asistencia sanitaria, de lo contario estarán en juego vidas.

En el Informe  del  Instituto Nacional de  Estadística se observa  cómo allá donde se ha privatizado más la sanidad ha habido más fallecimientos relacionados o no con la pandemia , siendo la Comunidad de Madrid  la que presenta mayor exceso de mortalidad en el año 2020, con un 37,8%.

Sistema sanitario público dotación y  revisión

Nuestro sistema sanitario  público  y sus profesionales  deben  ser financiados  como se merecen, hay que  impulsar el  fortalecimiento de la salud  pública  y  asistencial, de la promoción de la salud  y la prevención de las  enfermedades.

Pero el sistema debe ser revisado y evaluado desterrando definitivamente la concepción centralizada en los hospitales (" hospitalitis") potenciando  la sanidad  más  cercana, la atención primaria, con recursos humanos  apropiados , medios materiales y formación continuada. Reforzar  y  coordinar  la salud pública   y los observatorios debe ser otro de los objetivos, previa dotación de medios apropiados. La sociedad española  está envejeciendo por lo que habrá que prestar  especial atención a la cronicidad  y la fragilidad, instaurando modelos de vida saludables y escuela de pacientes que potencien los autocuidados. A nivel asistencial conviene agrupar la atención clínica no por órganos o aparatos, sino por síndromes y patologías precisas, etc. Y entre el aprovechamiento de otros avances  tecnológicos,  implantar modelos de "big data", de atención vía telemática y monitorización de  pacientes a  distancia.

De lo que pudo haber sido  y no fue

Los aplausos y el consenso popular son de agradecer, pero la inacción, la ausencia de medidas para salvar y reflotar nuestro sistema de salud público deberán ser consideradas como una traición a los profesionales y a la ciudadanía. Esta última  debe percibir  los beneficios de un sistema universal, gratuito y de calidad,  y no dejarse  nublar la vista  por palabrerías  , campañas de marketing dirigidas  más  hacia  las tripas  que  a la inteligencia,  y cuyo resultado es la desigualdad: una sanidad  para pudientes  económicamente y otra para  los más desfavorecidos .Que no nos ocurra , no vayamos a arrepentirnos después.

Firma del Post:

- Enrique Ortega. Médico especialista en enfermedades infecciosas y jefe de servicio de Enfermedades Infecciosas, Emergentes e Importadas. Ha sido profesor asociado de de medicina de la Universidad de Valencia y Director Gerente del Departamento de Salud Hospital General de Valencia.

Forman el Foro Ágora Salud:

- Carmen Montón es embajadora observadora permanente ante la Organización de los Estados Americanos y ha sido Ministra de Sanidad, consumo y bienestar social y Consellera de Sanidad.

- Ricardo Campos. Médico Oftalmólogo. Ha sido Secretario General del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social y subsecretario autonómico de sanidad.

-Rafael Sotoca. Médico de familia y activista sanitario. Fue director general de asistencia sanitaria de la Comunidad Valenciana.

- Begoña Frades García. Psiquiatra y jefa del área de salud mental del Hospital Pare Jofre. Ha sido coordinadora autonómica de salud mental.

-José Antonio López Cócera es enfermero especialista en salud mental y miembro de la comisión nacional de la especialidad.

-Isabel González. Médica radióloga. Fue jefa de servicio y profesora asociada de radiología en la Universidad Miguel Hernández de Elche así como Directora Gral. de la Alta Inspección y gerente de los departamentos de salud de San Juan de Alicante y La Ribera (Alzira)

- Enrique Ortega. Médico especialista en enfermedades infecciosas y jefe de servicio de Enfermedades Infecciosas, Emergentes e Importadas. Ha sido profesor asociado de de medicina de la Universidad de Valencia y Director Gerente del Departamento de Salud Hospital General de Valencia.

- Antonia García Valls. Asesora coordinadora en la Vicepresidencia Cuarta, Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Ha sido diputada en el congreso de los diputados.

- Pere Herrera de Pablo. Medico de familia y médico SAMU. Ha ejercido como director del Servicio Emergencias Sanitarias de la Comunitat Valenciana.

- Roser Falip Barangué. Doctora en Medicina y especialista en medicina de familia y en análisis clínicos. Ha sido gerente del departamento de salud de Alcoy.

- Juan Domene. Médico Inspector en el servicio de calidad asistencial y seguridad del paciente. Ha sido gerente del departamento de salud Arnau de Vilanova-Lliria.

Enlace relacionado Publico.es (25/07/2021).

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