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El pasaporte de vacunación covid, un debate importado (28/07/2021).

El pasado sábado 24 de julio el Senado francés aprobaba la obligatoriedad de portar un certificado de vacunación, conocido como pasaporte covid, para entrar en lugares de ocio, cafeterías, restaurantes y centros comerciales, así como para viajar en avión, tren o bus. El país galo transformaba una medida que en un principio se concibió como un instrumento para viajar entre países de la UE en medio de un gran protesta que atravesaba los Campos Elíseos y otros puntos del país, con un total de 160.000 de manifestantes.

“No al pase nazitario”, “Falsa pandemia, verdadera dictadura” o “No soy un código QR”, denunciaban los opositores a la medida. El objetivo del gobierno de Macrón es acelerar la campaña de vacunación, ante un nuevo repunte en la incidencia acumulada, en un país donde el negacionismo y la oposición a la vacuna tienen un gran peso.

El mismo día y en otro rincón de Europa, Galicia comenzaba a exigir este documento para entrar en bares y restaurantes ante el aumento de transmisibilidad del virus. Clientes y clientas deben portar bien en sus manos, bien el carné de vacunación, una prueba negativa realizada en las últimas 72 horas o una acreditación de que se ha pasado la enfermedad.

La medida ya era obligatoria para acceder a discotecas y locales de ocio nocturno en esta comunidad y en otras, pero Alberto Núñez Feijóo, presidente de la Xunta, era el primero en imponer esta obligatoriedad en bares, sorteando un posible cierre de la hostelería en los 36 municipios más afectados. “En este contexto de restricciones, y para no castigar de forma desproporcionada a determinados sectores, el comité clínico quiere establecer un control de acceso que garantice una hostelería segura”, detallaba Núñez Feijóo al desgranar la medida.

Tras Galicia, Canarias tomaba el testigo con este salvoconductopara acceder a los locales de hostelería, pero también para gimnasios y otros centros de actividades culturales. Este lunes, el pasaporte covid se desplegaba en Tenerife, la isla con la incidencia más alta, donde para entrar a estos espacios interiores se deberá acreditar la pauta de vacunas completa, una prueba de máximo 72 horas o una acreditación de haber pasado la enfermedad. Mientras, en Baleares ya han solicitado autorización para usar el pasaporte covid en el acceso a grandes eventos.

El Gobierno no ve clara esta medida. Tras el anuncio de Galicia, la ministra Darias advertía de que el certificado covid tiene su propia base jurídica y legal que “posibilita compartir datos”, pero para permitir la movilidad entre países

Dudas con la base legal

Por su parte, desde el Gobierno de España no ven clara esta medida. Tras el anuncio de Galicia, la ministra de Sanidad, Carolina Darias, advertía de que el certificado covid digital tiene su propia base jurídica y legal avalada por los principales órganos comunitarios como son el Consejo, la Comisión y el Parlamento que es la que “posibilita compartir datos”, dejando caer que su uso, más allá de permitir la movilidad entre países, necesita una nueva base legal. Al tiempo, Darias aseguró que este pasaporte de vacunación lo tienen más de nueve millones de personas, que son el 40% de las vacunadas con una pauta completa,  y que ya ha sido usado para desplazarse por 280.000 viajeros.

Para Javier Padilla, médico epidemiólogo, estamos ante un debate importado. “Aquí estamos viendo que la población se vacuna, el problema de hoy es que tenemos más brazos que dosis”, asegura. Y los datos lo confirman. Según la tercera Encuesta de Percepción Social de aspectos científicos de la covid-19 del Fecyt, con datos de junio, el 83% de la población confía en la vacunación. Mientras, en Francia y según un sondeo de Backbone consulting, solo un 61% de los ciudadanos está dispuesto a vacunarse.

“Otra cosa es que pensemos que hay ciertos entornos no seguros y queremos restringirlos a los vacunados, y esto, aparte de ser una restricción de las libertades, es una barbaridad. Aún hay gente que no ha tenido la oportunidad de vacunarse”, avisa el epidemiólogo Javier Padilla

“Otra cosa es que pensemos que hay ciertos entornos no seguros y queremos restringirlos a los vacunados, y esto, aparte de ser una restricción de las libertades, es una barbaridad. Aún hay gente que no ha tenido la oportunidad de vacunarse. Además es no entender muy bien para qué sirve la vacuna”, añade el epidemiólogo.

En este contexto, hay que recordar que las vacunas actuales no impiden la infección por covid-19, sino que reducen los síntomas, idea en la que insiste Padilla. “Las vacunas sirve para frenar la transmisión y evitar los casos graves. No nos proporcionan un escenario de bares libres de covid. Para tener un poquito menos de transmisión no merece la pena coartar la libertad del conjunto de la sociedad”, explica mientras insiste en que “estamos tragándonos debates que no nos tocan. Feijóo lo que debería mirar es cuantos inmigrantes sin documentación no están vacunados y por qué, tenemos melones gordos que abrir y estamos mirando para otro lado”.

“Estamos tragándonos debates que no nos tocan. Feijóo lo que debería mirar es cuantos inmigrantes sin documentación no están vacunados y por qué, tenemos melones gordos que abrir y estamos mirando para otro lado”.

Vacunación por decreto

Fue Galicia también la autonomía que propuso, a través de una ley que ha pasado por el tamiz del Tribunal Constitucional, convertir la vacuna en obligatoria. La Ley de Salud, con la que la Xunta pretende gestionar la pandemia, fue finalmente autorizada por el Alto Tribunal tras un recurso del Gobierno central, pero anulando la obligatoriedad de la vacunación que contenía uno de sus apartados.

España lidera la vacunación entre los 50 países con más población a escala mundial, con el 55,5% de la ciudadanía con la pauta completa, superada por Canadá, con un 56%, y seguida del Reino Unido, con un 55%

Mientras, España ocupa el segundo puesto en la vacunación entre los 50 países con más población a escala mundial, con el 55,5% de la ciudadanía con la pauta completa, solo superada por Canadá con un 56% y seguida de Reino Unido con un 55%, según los datos de OurWorldInData, plataforma impulsada por la Universidad de Oxford. Francia, por su parte, se queda en un 45%.

Aún así algunas comunidades consideran que es el momento de incentivar la vacunación con la exigencia del pasaporte covid para entrar en interiores. Sin embargo, Javier Padilla alerta de que esta medida podría convertirse en un boomerang para la transmisión. “Esto podría ser una manera de descontrolar el ocio nocturno. La transmisión entre personas vacunadas va a ser un reflejo de lo que ocurre con personas sin vacunar al que le bajas el brillo. Se van a contagiar y se va a transmitir menos el virus, pero esto será en función del nivel de circulación. Si el ocio solo se abre a vacunados eso puede incentivar conductas excesivamente poco seguras para entornos que no justifican esa laxitud”, explica.

“Hay que tomar medidas para toda la población. Esto es lo más seguro y lo más sensato teniendo en cuenta que no todo el mundo ha podido acceder a la vacuna. Hay que tomar medidas proporcionales”, explica este médico salubrista mientras insiste en que hoy, y en el contexto en el que estamos, por una vez, debería ser Francia la que nos mirara a nosotros y no al revés.

Enlace relacionado ElSaltoDiario.com (28/07/2021).

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