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Consideraciones de la Red Española de Atención Primaria (REAP) sobre la tercera dosis (03/09/2021).

En un trabajo del Grupo de Vacunas de la Red Española de Atención Primaria (REAP) en relación con la tercera dosis de la vacuna, se pone de manifiesto que “tanto intervencionismo, tanta insistencia en la vacunación masiva, y repetida, tan poca planificación y tanto miedo están borrando las huellas de lo que ocurriría con la evolución natural de la covid19” e, incluso, en relación con la vacunación, se advierte DE que “se ha impedido el desarrollo completo de los ensayos clínicos pues, cuando las vacunas estuvieron disponibles públicamente, Pfizer y otros fabricantes abandonaron el grupo control/placebo de los estudios, rompieron los códigos de ocultamiento y procedieron a vacunar a los no vacunados”.

El documento del Grupo de Vacunas de la REAP, entre otros aspectos, recuerda que, a veces, haber pasado una enfermedad infecciosa provoca una inmunidad de por vida, como sucede en el caso del sarampión; en otras infecciones, la inmunidad que provoca la propia enfermedad es temporal, de corta duración. De la misma manera, hay pocas vacunas que generen inmunidad de por vida con una sola dosis y algunas vacunas precisan de varias dosis para producir inmunidad de por vida, como la del tétanos. A veces, la duración es de décadas, como consigue la del sarampión con dos dosis; en otros casos, la inmunidad es de corta duración y, además, mutan anualmente los gérmenes, como en el caso de la vacuna de la gripe. Y añade que la inmunidad artificial provocada por las vacunas puede reforzarse con la inmunidad natural provocada por el contacto con el propio germen, si persiste circulando en la población, como sucedía antiguamente al comienzo de la vacunación contra el sarampión.

Lo que esperábamos y deseábamos

Dice la REAP que de las vacunas contra la Covid-19 se esperaba que: Indujeran una inmunidad persistente, incluso de por vida; disminuyeran los casos, las hospitalizaciones y las muertes por covid19; produjeran escasos y leves efectos adversos a corto y largo plazo; cortaran la cadena de contagios al impedir que el virus SARS-CoV-2 se alojara y proliferara en las mucosas de los vacunados (con lo que protegerían a quienes no se pueden vacunar, lo que llamamos inmunidad de rebaño); y no provocaran la evolución del virus en el sentido de forzar la generación de mutaciones más contagiosas y letales.

En personas inmunodeprimidas, por enfermedad o por tratamientos farmacológicos (con trasplantes, en quimioterapia por cáncer, terapéuticas con corticoides y anticuerpos monoclonales, etc.) no se esperaba una reacción inmunitaria suficiente y, por ello, se administró a estas personas, desde el principio en Francia y en otros países una dosis adicional (“de recuerdo”, tercera dosis), lo que se admitió también en agosto de 2021 en Estados Unidos.

La realidad

La realidad es que la eficacia de las vacunas frente al coronavirus Sars-Cov2 disminuye con el tiempo, sin estar seguros de en qué cuantía y a qué velocidad se produce ese descenso. Y se desconoce si la memoria inmunológica restante, aunque fuera residual, sería suficiente para despertar en el organismo una reacción defensiva eficaz en caso de infección.

El 28 de julio, investigadores de las compañías Pfizer-BioNTech, industrias que defienden con fuerza en favor de introducir dosis de refuerzo (tercera dosis, pues esta vacuna se completa con dos dosis), publicaron datos en el servidor de preimpresión medRxiv que mostraban que la eficacia de la vacuna contra la enfermedad sintomática había caído del 96 por ciento al 84 por ciento después de seis meses. Antes de eso, un comunicado de prensa de la biotecnológica Moderna, en abril, ponía la eficacia de su vacuna en “más del 90 por ciento” después de medio año, en comparación con su cifra de eficacia original del 94 por ciento.

Más allá del pragmatismo

Si solo tenemos en cuenta dos preguntas (“¿se puede hacer técnicamente?” y “¿cumple sus propósitos?”), dadas las expectativas, la REAP señala que es esperable lo que está aconteciendo en los países ricos. Se abandona la reflexión ética en torno a la solidaridad, a la Salud Pública y al impacto a largo plazo para la sociedad y la Humanidad. Y añade una tercera pregunta: “¿cuáles son las consecuencias”?, de forma que se produzca el necesario encuentro entre ciencia, ética, humanidades, Salud Pública y técnica.

En lo científico, ético y práctico conviene recordar que pandemia es epidemia que ocurre a una escala internacional y que, generalmente, afecta a personas a escala mundial. Por ello, añade, se esperaría que la respuesta fuese coordinada y de ámbito mundial, pero en realidad nos encontramos con una desigual cobertura vacunal en los distintos países. Vemos bajas coberturas en países empobrecidos, mientras unas naciones ricas debaten y deciden sobre añadir una dosis de refuerzo.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) pidió una moratoria mundial de la tercera dosis de la vacuna contra la Covid-19 hasta, al menos, finales de septiembre para garantizar que el 10 por ciento de la población de todos los países haya sido inmunizado.

En el contexto actual, la REAP indica que, para decidir adecuadamente, sería preciso tener ensayos clínicos que demostrasen la eficacia y la seguridad de la dosis “de recuerdo”, tercera dosis, con datos sobre su impacto en complicaciones y muertes, y sobre efectos adversos, pues no es suficiente demostrar un incremento en la respuesta inmunitaria (anticuerpos en sangre).

Faltan datos sobre los intervalos más convenientes entre dosis, sobre el uso de tercera dosis con vacuna distinta a la previa, sobre el comportamiento ante variantes/mutaciones del virus, etc. También se precisan sobre duración de la inmunidad en distintos grupos de pacientes, según edad y factores de riesgo, por ejemplo. Por señalar también la cuestión del coste. Lo lógico y exigible sería revacunar con una nueva vacuna eficaz ante las nuevas variantes, que provoque inmunidad a largo plazo y a un coste mínimo, como ocurre, en general, con la venta de productos que no cumplen las expectativas que anuncian.

En otro caso, concluye la REAP, ¿entraremos en la dinámica de revacunar cada varios meses a la Humanidad, transformándonos en “una sociedad que se vacuna contra la Covid-19” hasta invertir todos los recursos en ello y llegar al colapso de la civilización”.

Enlace relacionado ActaSanitaria.com (01/09/2021).

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