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El mayor informe climático urge a la adaptación ante el impacto inevitable de las próximas dos décadas (02/03/2022).

El nuevo informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, siglas en inglés), el trabajo más exhaustivo y respetado del mundo sobre el fenómeno, pide una adaptación "ambiciosa y urgente" ante unos efectos del calentamiento global que ya se están produciendo y que es prácticamente inevitable que empeoren en las próximas décadas. Los cambios para un desarrollo "resiliente ante el clima" deben afectar a nuestro "modo de vida" y la manera de organizar las sociedades; con especial atención al estrés hídrico en el sur de Europa y en una España que ya mira de frente a las consecuencias de la sequía.

Las circunstancias en las que se ha emitido este lunes el informe del II Grupo de Trabajo del Sexto Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), dependiente de Naciones Unidas, son extraordinarias. Los científicos ucranianos, por razones obvias, pidieron ausentarse del plenario, que durante los últimos días ha estado discutiendo y cerrando los últimos flecos del documento. Pero más allá de la invasión rusa, las presiones del poder se han hecho notar más que nunca. El informe del IPCC dejó de ser hace tiempo un compilado de datos asépticos: y en este nuevo trabajo la política está más presente que nunca, porque no podía ser de otra manera. Una salida justa de la crisis climática necesita de decisiones políticas que cambien las prioridades y las estructuras de la sociedad y del sistema económico.

Así lo explica el propio resumen del trabajo: "Para garantizar un planeta sano y habitable para todos, tenemos que transformar nuestro modo de vida, especialmente elementos clave como nuestra industria y nuestro sector energético, así como la forma de planificar y construir las ciudades y las infraestructuras. Actuar ahora nos da la mejor oportunidad de éxito".

El centenar de investigadores que han participado en el nuevo informe del grupo de la ONU se han centrado en esta ocasión en los impactos del cambio climático, muchos de ellos ya presentes y otros tantos que vendrán en los próximos 20 años, y en cómo adaptarnos a ellos. La primera parte de la sexta evaluación, publicada este agosto, se centraba en la mitigación: la reducción de gases de efecto invernadero necesaria para evitar el caos climático, las peores consecuencias para la resistencia de la civilización humana. En esta ocasión, los científicos pretenden arrojar luz sobre cómo hacer que los efectos irreversibles del fenómeno impliquen el menor sufrimiento posible para los ecosistemas y para las sociedades.

"A través de diversas acciones de adaptación podemos asegurar la productividad de la pesca, la agricultura y las empresas, fomentar la innovación, la salud y el bienestar, fortalecer la seguridad alimentaria y los medios de vida de las personas, y reconstruir y fortalecer la naturaleza, al tiempo que se reducen los riesgos y daños climáticos", resume el IPCC. No es cuestión únicamente de renunciar a determinados hábitos de consumo: sino de encontrar oportunidades para el progreso, otro progreso, ante la emergencia.

El IPCC evalúa que los avances en la adaptación ante los efectos del cambio climático "están distribuidos de forma desigual y se observan lagunas". "Muchas iniciativas dan prioridad a la reducción de los riesgos climáticos inmediatos y a corto plazo, lo que reduce las posibilidades de una adaptación transformadora". El informe del Grupo de Trabajo II realiza una serie de recomendaciones sobre lo que podemos hacer para afrontar el golpe climático que viene, en todos los sectores. Desde las soluciones más conocidas –apostar por la agricultura sostenible, por la eficiencia en el riego, por la restauración activa de ecosistemas– hasta las más propias de la gestión del desastre, como los sistemas de alerta temprana, o las menos intuitivas: restaurando los humedales y otros hábitats naturales para evitar los riesgos de inundación.

"Las ciudades y los asentamientos costeros desempeñan un papel especialmente importante en el avance del desarrollo resiliente al clima", explica el informe. Para mediados de siglo se espera que el 75% de la población mundial se aglutine en zonas urbanas. Muchos, en periferias empobrecidas, como mano de obra barata, con servicios escasos y vulnerables a todo tipo de impactos. No solo se trata de apostar por la movilidad sostenible y la creación de zonas verdes para evitar el asfalto recalentado: la lucha contra la desigualdad y la pobreza en estos espacios también es acción climática.

El IPCC, además, advierte contra la "mala adaptación": como las estrategias de supresión del fuego en ecosistemas que necesitan de los incendios para regenerarse, o la construcción de diques, que permitan a los habitantes arremolinarse en torno a una infraestructura que puede colapsar si el escenario empeora.

El grupo de expertos de la ONU ha puesto tanta insistencia en la adaptación porque, en su evaluación de impactos, deja claro que hay consecuencias del cambio climático que están ya o que van a empeorar en los próximos 20 años. Afectará a nuestros hijos, pero también a la calidad de vida de los adultos, sobre todo en los países más vulnerables. Si el mundo logra evitar que se alcancen los 1,5 grados de calentamiento antes de 2040, muchos de los peores efectos serán evitados. Otros ya no. Está en juego la extinción de muchas especies (hasta el 18% de las terrestres están en peligro a final de siglo con un aumento del mercurio de 2º), y la subsistencia de poblaciones en base a recursos tan básicos como el agua.

El informe del IPCC vuelve a poner en el foco a la región mediterránea y al sur de Europa por la posibilidad de sufrir estrés hídrico, que haga difícil la pervivencia del sector primario y su uso intensivo de agua y que incluso pueda amenazar el suministro de la población, lo más esencial para garantizar el mínimo bienestar. En estas zonas, entre las que se incluye España, "más de un tercio de la población podría estar expuesto a escasez de agua" en un escenario de 2 grados de calentamiento, la meta del Acuerdo de París. Por lo que si no se cumple el pacto de 2015 a finales de siglo, el escenario será peor. Los investigadores proponen un conjunto de medidas para tomar "hoy" y acelerar la adaptación: mejoras en la eficiencia, reutilización del agua y "cambios del uso de la tierra" para evitar el consumo excesivo, causante de graves distorsiones en el Levante español y en ecosistemas heridos de muerte como Doñana o el Mar Menor.

Por nosotros y por nuestros hijos

Eso, en el futuro cercano. Ahora: "El alcance y la magnitud de los impactos del cambio climático son mayores que los estimados en evaluaciones anteriores. Están causando trastornos graves y generalizados en la naturaleza y en la sociedad reduciendo nuestra capacidad de cultivar alimentos nutritivos o de suministrar suficiente agua potable; lo que afecta a la salud y el bienestar de las personas y perjudica sus medios de vida", resumen los investigadores.

Aun así, el escenario a medio y largo plazo no pinta bien para los que ahora son niños si no se toman medidas urgentes y ambiciosas tanto en adaptación como en mitigación. "Se prevé que los niños de diez años o menos en el año 2020 experimenten un aumento de casi cuatro veces en la probabilidad de sufrir eventos extremos", en el escenario más benigno, de 1,5 grados de calentamiento. "Una persona de 55 años en el año 2020 no experimentaría tales aumentos de exposición en el resto de su vida bajo ningún escenario de calentamiento", explican los científicos del IPCC.

En todo caso, ninguna de las medidas de adaptación tendrá sentido si no se acompañan de una reducción rápida, como muy tarde a partir de 2025, de las emisiones; y si no se acompañan del mejor conocimiento científico para que las actuaciones no sean contraproducentes, aseguran los investigadores.

"El objetivo de un mundo sostenible y resistente al clima implica cambios fundamentales en el funcionamiento de la sociedad, incluidos cambios en valores subyacentes, las visiones del mundo, las ideologías, las estructuras sociales, los sistemas políticos y económicos y las relaciones de poder. Esto puede parecer abrumador al principio, pero el mundo está cambiando de todos modos y seguirá cambiando", con nuestra intervención o sin ella, concluye el informe. La interpretación del IPCC es pura política, pero es que ya no queda tiempo para presentar los datos sin contexto. Eso es lo que hay que hacer, consideran decenas de los más respetados investigadores del mundo en la materia. La urgencia bélica de la actualidad se lleva, con motivos, todas las miradas: pero el cambio climático es importante y también tiene el poder de empeorar nuestras vidas. También podemos hacer que la respuesta aporte más justicia y equidad.

Enlace relacionado InfoLibre.es (28/02/2022).

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