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El futuro próximo, según el organismo que advirtió de una pandemia para esta década (20/04/2021).

Los riesgos de un clima cambiante, el envejecimiento de la población o la competición por el dominio de la tecnología son algunos de los principales desafíos para las dos próximas décadas.

El Consejo de Inteligencia de Estados Unidos pronosticó hace cuatro años una pandemia que restringiría la movilidad y tendría lugar sobre el año 2023. Una situación –ahora tan familiar– que describió, aunque sin profundizar en sus consecuencias, en su último informe sobre tendencias globales. El pasado 8 de abril, este organismo dependiente del gobierno estadounidense que supervisa y dirige la implementación del Programa de Inteligencia Nacional, publicó la cuarta edición de este estudio, ahora relativo al periodo entre 2030 y 2040.

La nueva publicación se centra en el futuro próximo pero también analiza la desigualdad y los conflictos que ha exacerbado el COVID-19, cuyo impacto califica como «la perturbación global más significativa y singular desde la Segunda Guerra Mundial, con implicaciones sanitarias, económicas, políticas y de seguridad que se extenderán en los próximos años».

En este sentido, añade que, «al igual que los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, es probable que la pandemia de COVID-19 produzca cambios que se sentirán en los próximos años y modificarán la forma en que vivimos, trabajamos y gobernamos a nivel nacional e internacional». Aunque desde el Consejo Nacional de Inteligencia también reconocen tener «más preguntas que respuestas»: «Los efectos de la pandemia nos han recordado lo incierto que es el futuro, tanto a largo como a corto plazo. Como investigadores y analistas debemos estar siempre alerta; haciendo mejores preguntas, desafiando con frecuencia nuestras suposiciones, comprobando nuestros sesgos y mirando cualquier señal de cambio». Por eso, el informe repite, en al menos 30 ocasiones, la palabra «incertidumbre».

Las claves del colapso

El clima cambiante, la concentración de personas en las áreas urbanas y la aparición de nuevas tecnologías son tres de los principales desafíos que perfilan las perspectivas de futuro, según el Centro Nacional de Inteligencia.

A pesar de las incógnitas, el informe arroja alguna certeza, sobre todo en esos términos. Durante los próximos 20 años, se ralentizará el crecimiento de la población mundial y esta sufrirá un envejecimiento, lo que, dicen, tendrá efectos sobre el crecimiento económico, sobre todo en Europa –especialmente en Grecia, Italia y España– y Asia Oriental, regiones en las que se espera un envejecimiento más rápido. Algo que puede afectar al sistema sanitario y la educación a pesar de ser estos dos sectores que han mejorado en los últimos años.

Los impactos del calentamiento global se intensificarán en las próximas dos décadas, especialmente la de 2030, cuando el aumento de la temperatura mundial traerá consigo más eventos meteorológicos extremos, como tormentas, sequías e inundaciones, así como un aumento del nivel del mar. En Europa, la zona más afectada será el sur y, especialmente, el área mediterránea.

El cambio climático, como ya evidencian numerosas investigaciones científicas, afectará «desproporcionadamente» a las zonas más empobrecidas, cuya degradación ambiental «exacerbará los riesgos ya existentes» en esas regiones, como la seguridad alimentaria, el acceso al agua o la seguridad energética. De la misma forma, las medidas de adaptación al cambio climático dejarán a algunas poblaciones –a menudo con menos ingresos– atrás. El informe también advierte del aumento de la migraciones por motivos climáticos.

Polarización, populismo e intensificación de las protestas

El Centro Nacional de Inteligencia alerta de que, en los próximos años, «el desajuste entre las capacidades de los gobiernos y las expectativas de la sociedad probablemente conduzcan a una creciente polarización y mayor populismo dentro de los sistemas políticos». Una de las principales consecuencias será el aumento del activismo y de los movimientos de protesta que, tal y como detalla el informe, vienen experimentando ya un aumento desde el año 2010. En las próximas dos décadas, no obstante, se intensificará la violencia y los conflictos internos.

La capacidad del cada estado para dar respuesta a las protestas, la ideología y las historias previas de movilización determinarán hasta qué punto el descontento puede causar el colapso en algunos de ellos. Al mismo tiempo, los gobiernos se enfrentarán a un aumento de las presiones económicas.

Otra advertencia: «Los rivales estatales –y no estatales– competirán por el liderazgo y el dominio en la ciencia y la tecnología con posibles riesgos e implicaciones en cascada para la seguridad económica, militar y social».

Enlace relacionado LaMarea.com 19/04/2021.

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