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Cáritas advierte del impacto del coronavirus en los más pobres: "Una vez más, los vulnerables son los que más sufren" (24/06/2021).

La institución apoyó a 2,8 millones de personas, medio millón más que en 2019, y alerta del riesgo de los ecos de la pandemia en la desigualdad social, la protección y la salud mental.

- "Esta crisis nos ha fortalecido como sociedad, ha sacado lo mejor de nosotros", señala Manuel Bretón.

- Natalia Peiro: "Los datos de esta Memoria sólo tienen un sentido y una razón de ser: la de los rostros y nombres anónimos de los cientos de miles de personas y familias que han demandado el apoyo de Cáritas”.

- Raúl Flores: "La COVID-19 ha sido como una ola gigante, un tsunami que ha pasado por encima de toda la sociedad, pero que, al analizar las condiciones de vida de las personas a las que acompañamos desde Cáritas, que representan a las familias más vulnerables de nuestra sociedad, pone en evidencia que estas son, una vez más, las grandes perdedoras de esta crisis".

- Desde que comenzó la pandemia el 40% de las personas vulnerables han sufrido uno o más ataques de ansiedad o pánico, 2,5 veces más que en la población general, y sus niveles de estrés, preocupación y tristeza se duplican respecto al conjunto de la población en España.

- "Es necesario que las políticas sociales sean integrales, que pongan en el centro a las personas y sus derechos".

"Del tsunami al mar de fondo". Porque no pensemos que la crisis del coronavirus ha terminado. En España, la vacunación avanza, pero también la desigualdad, y los jirones de la pandemia, en forma de incremento de la pobreza, falta de protección social o impacto en la salud mental. Cáritas ha presentado este miércoles su Memoria Anual 2020, que muestra un resultado espectacular: 386,7 millones de euros, 50 más que en 2019, para acompañar a 2,8 millones de personas, casi medio millón más que el año anterior.

Y es que la crisis ha venido para quedarse. Pero también, la solidaridad. "La pandemia ha situado a Cáritas ante un reto desconocido, al que hemos respondido con una flexibilidad y creatividad enormes. Esta crisis nos ha obligado a reinventarnos, a repensar nuestras actuaciones, acogida y acompañamiento para asegurar procesos integrales, centrados en las personas y en el acceso a sus derechos, a través de una diversidad de proyectos, desde recursos residenciales, centros de día, ayuda a domicilio a trabajo de calle, grupos de autoayuda o procesos de animación comunitaria, entre otros", subrayó la secretaria general de Cáritas, Natalia Peiro.

La mitad de los vulnerables, en riesgo

Una crisis en la que, como siempre, los que más lo pagan son los vulnerables. "Llevamos 15 meses soportando unas condiciones vitales que han impactado en la salud mental de toda la población, pero de manera muy especial a la población vulnerable", explicó Raúl Flores. "Casi la mitad de la población vulnerable se ha sentido estresada, preocupada y sin control sobre esas preocupaciones, triste y deprimida. La mitad de la población en situación de exclusión tiene miedo a perder su trabajo y tres de cada cuatro familias temen perder o ver mermados sus ingresos".

Los datos, con todo, llaman a la esperanza en la solidaridad de los españoles. Así, miles de socios, donantes y colaboradores privados han aportado más de 273 millones. Al tiempo, las distintas Administraciones públicas aportaron a los programas de Cáritas en el año de la pandemia 113,5 millones de euros. La tendencia se mantiene (70% fondos privados-30% subvenciones públicas).

La parte del león se la ha llevado el programa de Acogida y asistencia, en el que se invirtieron 92.4 millones de euros, seguidos, de los capítulos de Economía solidaria (empleo, economía social y comercio justo, 85.6 millones), Mayores (36.2 millones), Personas en situación de sin hogar (35.3 millones) y Salud (drogodependencia, VIH-sida, apoyo psicológico y salud mental, 11.8 millones), por citar los más destacados.

Mención especial merece el apartado de los proyectos y estrategias en Cooperación internacional, a las que en 2020 se destinaron más de 19 millones de euros.

Como señaló Natalia Peiro, “los datos de esta Memoria sólo tienen un sentido y una razón de ser: la de los rostros y nombres anónimos de los cientos de miles de personas y familias que han demandado el apoyo de Cáritas”. De hecho, la gran mayoría de las personas atendidas en España lo fueron a través de los programas de Acogida y asistencia (1.425.991 personas, el 80,6% del total).

Un punto de inflexión

“Por los motivos de todos conocidos –explicó–el último año marca un punto de inflexión en el número de personas acompañadas, que experimenta un incremento importante con relación a los años anteriores". Y no cualquier cifra: casi medio millón más. En 2020, Cáritas apoyó a 2.856.986 personas (2,4 millones en 2019). De ellas, 1.769.799 dentro de España y 1.087.187 participantes en Cooperación internacional.

Por su parte, Raúl Flores, coordinador de Estudios de Cáritas, presentó el informe 'Del tsunami al mar de fondo: salud mental y protección social', destacando que "la COVID-19 ha sido como una ola gigante, un tsunami que ha pasado por encima de toda la sociedad, pero que, al analizar las condiciones de vida de las personas a las que acompañamos desde Cáritas, que representan a las familias más vulnerables de nuestra sociedad, pone en evidencia que estas son, una vez más, las grandes perdedoras de esta crisis”.

Un diagnóstico demoledor

El diagnóstico es demoledor, revelando importantes efectos laborales, económicos, educativos, relacionales y de salud "que están soportando las capas sociales más vulnerables". Con respecto al empleo, subrayó que "la tasa de paro es más del triple entre la población atendida por Cáritas que en el conjunto de la población".

Sólo el 23% de las personas que han tenido contacto con Cáritas han logrado mantener su empleo durante todos estos meses, mientras que el 57% han entrado y salido del mercado laboral alternando momentos de empleo con fases de desempleo. Y, lo más preocupantes: el 20% para quienes la posibilidad de lograr un empleo siempre ha estado lejos. Son más de 95.000 personas acompañadas por Cáritas las que, al margen de la situación y el contexto económico, nunca logran acceder a un empleo.

Otra realidad analizada es la de los ingresos dignos, una línea de flotabilidad muy difícil de lograr para muchas familias. Según los datos del ORS, cerca de 315.000 personas (21%) acompañadas por Cáritas viven en hogares que en ninguno de los meses en los que han sido consultados, ni antes de la pandemia ni a lo largo de la misma, han conseguido unos ingresos que les permitiera salir de situaciones de pobreza.

Por otra parte, alrededor de 26.000 personas (14%) viven en hogares que antes de la crisis no vivían en situación de pobreza y ahora sí lo están. Se trata de un grupo que puede ser definido como uno de los grandes perdedores o damnificados de esta crisis, familias que han perdido sus ingresos y se ven ahora ante el abismo de la pobreza.

Además, la presencia de menores de edad en el hogar se muestra como un factor diferencial: la tasa promedio del 47% de pobreza se eleva al 55% en los hogares donde viven menores, una realidad que afecta al 59% de los hogares monoparentales y al 81% de las familias numerosas.

La mitad no pueden pagar la vivienda

La vivienda es otro de los grandes problemas agudizados con la pandemia. Desde que comenzara esta crisis una de cada cinco familias atendidas por Cáritas ha cambiado de vivienda. Entre las múltiples causas que alegan para ese cambio destaca que un 50% que afirman haberlo hecho porque no podían seguir pagando la vivienda en la que residían. Es preocupante que, a pesar de los esfuerzos económicos que realizan las familias, aún haya más de 220.000 familias (45,8%), que no pueden hacer frente a los gastos de suministros básicos de agua, energía o internet.

El informe analiza, además, la importancia de otras dimensiones radicalmente importantes para la vida y para el bienestar que afloran en estos momentos, que tienen que ver con las percepciones, las preocupaciones, la salud mental y las redes de apoyo.

Las percepciones. Si para 9 de cada 10 residentes en España la percepción mayoritaria de que la situación económica del país actualmente es mala o muy mala, entre las familias vulnerables la percepción es que ese golpe no ha sido tan grave y un 26% incluso califican la situación económica de España como buena. Para ellas, los cambios económicos del contexto no suponen un impacto tan grave, dada su precaria situación de partida.

En el caso de la población más vulnerable, está preocupada por su trabajo y economía personal (52%), por su estado anímico (20%) y por la posible pérdida de empleo (12%), en caso de haberlo. Esto contrasta con las preocupaciones del conjunto de la población, más atenta a las restricciones derivadas del control de la COVID, como la distancia con los seres queridos (39%), las restricciones de movimientos (38%) o los confinamientos (18%). Es decir, dos líneas de preocupación diferenciales, capacidad económica y estado de ánimo, frente a libertad de movimiento y estar cerca de los seres queridos.

Cuidado de la salud. Llevamos 15 meses soportando unas condiciones vitales que han impactado en la salud mental de toda la población, pero de manera muy especial a la población vulnerable. Casi la mitad de la población vulnerable se ha sentido estresada, preocupada y sin control sobre esas preocupaciones, triste y deprimida. La mitad de la población en situación de exclusión tiene miedo a perder su trabajo y tres de cada cuatro familias temen perder o ver mermados sus ingresos.

Salud mental y exclusión

Asimismo, desde que comenzó la pandemia el 40% de las personas vulnerables han sufrido uno o más ataques de ansiedad o pánico, 2,5 veces más que en la población general, y sus niveles de estrés, preocupación y tristeza se duplican respecto al conjunto de la población en España. La pobreza, por tanto, no solo impacta en las condiciones de vida materiales, sino también en la salud integral y en el bienestar emocional.

Redes de apoyo. Un elemento importante para paliar las situaciones de pobreza económica o de pérdida de salud mental son las redes de apoyo, tanto materiales como emocionales. Para la población atendida por Cáritas, esas redes relacionales cada vez tienen menor capacidad de ayuda: el 14% de la población atendida por Cáritas no cuentan con ningún tipo de apoyo ni para su soporte emocional o de cuidado, ni en la esfera más material (préstamo de dinero o apoyo en la búsqueda de empleo), ni en el asesoramiento a la hora de realizar trámites o gestiones. Este porcentaje se duplica, alcanzado casi el 28%, para quienes sufren situaciones de pobreza económica.

No abandonar a nadie a la deriva

“Se habla de “vuelta a la normalidad” –señala Raul Flores— pero quizá debamos empezar por re-pensar esa normalidad y plantear que lo que tenemos delante es una oportunidad de crear un escenario diferente, de construir una normalidad que difiera en algunos puntos sustanciales de lo que conocíamos y donde los derechos humanos sean garantizados de forma eficaz para todas las personas”.

Para ello, “es necesario que las políticas sociales sean integrales, que pongan en el centro de a las personas y sus derechos”. En concreto, desde el ORS de Cáritas lanzan las propuestas de:

- reivindicar, proteger y desarrollar: el derecho a un trabajo digno,

- el derecho a la vivienda y el derecho a la energía y al agua,

- el derecho a un sistema de garantía de rentas que proteja,

- el derecho a lo digital

- y el derecho a la salud mental, con especial atención a quienes más han sufrido esta crisis, lo que pasa por el cuidado mutuo y el aprendizaje de que la salud mental no es solo individual, sino social.

Todos estos derechos han sido reforzados mediante la reciente ratificación efectiva y plena por parte del Reino de España de la Carta Social Europea revisada, lo que ha supuesto la consecución de la primera de las 8 Propuestas políticas presentadas por Cáritas ante las elecciones legislativas de 2019.

“Se trata, en definitiva –subrayó el coordinador de estudios de Cáritas— de derechos que pueden condensarse en un derecho emergente y urgente, que es el derecho al cuidado, que más allá del auto-cuidado, también necesario, se centre en el cuidado mutuo como expresión de reconocimiento de nuestra vulnerabilidad y de nuestra interdependencia”.

Invitación de Manuel Bretón a “ser más pueblo”

Finalmente, el presidente de Cáritas, Manuel Bretón, incidió en la oportunidad de que, en medio del dolor y la pérdida, esta crisis sirva para que "nuestra institución tenga más ganas, si cabe, de luchar por recuperar la vida de los que más han sufrido y sufrirán las consecuencias que esta pandemia deja en nuestro país y también lejos de nuestras fronteras".

Enlace relacionado ReligiónDigital.org 23/06/2021.

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