Los centros de salud que Ayuso no ha construido -y Esperanza Aguirre tampoco- (17/05/2023).

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En su último programa electoral el PP de Madrid propuso una veintena de centros de salud nuevos. Ninguno está en pie, mientras han proliferado carteles que anuncian su futura construcción a escasos días de las elecciones.

Una decena de vecinos y vecinas de Carabanchel se arremolina junto a la valla que protege un solar con algo muy valioso: el cartel que anuncia las obras del nuevo centro de salud de Abrantes, con un presupuesto estimado de más de 6 millones de euros y con un plazo de ejecución de 24 meses desde el inicio de la obra. Pero, ¿cuándo será el inicio de la obra? El vecindario allí presente responde con un irónico “a saber”. Llevan más de veinte años pendientes de esta promesa que arrastran los sucesivos gobiernos populares de la Comunidad de Madrid, también el último programa electoral de Isabel Díaz Ayuso. Tres meses antes de las próximas elecciones del 28 de mayo ha aparecido este cartel. “Cada cuatro años, las mismas promesas”, se lee en otro cartel colocado debajo por el impulso vecinal.

Todo empezó en el año 2003, cuando la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid y el Ayuntamiento firman el Plan Especial de Inversiones 2004-2008, que incluye la construcción en Carabanchel de los centros de salud de Abrantes, Quince de Mayo y barrio de Comillas. En 2005 se ceden a la Comunidad de Madrid, presidida por Esperanza Aguirre, las parcelas para la construcción de dichos centros. Pasaba el tiempo y ningún ladrillo florecía, hasta que en 2016, con Manuela Carmena en el consistorio, informan a los vecinos de que “los terrenos estaban algunos clasificados como sanitarios y otros no, algunos en proceso de cesión y otros no y que las informaciones que habíamos recibido hasta entonces eran bastante inexactas, es decir que los anteriores regidores de la Junta Municipal nos habían estado dando largas y nos habían tomado el pelo”, explica Gabriel Lozano, representante de la Coordinadora de Asociaciones de Carabanchel en el Consejo de Salud de Carabanchel.

A día de hoy ninguno ha visto la luz, y la atención se realiza en locales comerciales, saturados y sin las condiciones óptimas. El de Abrantes lleva un tiempo con la plantilla bajo mínimos. “Mientras llega este centro de salud, nos atienden en un pequeño local claramente insuficiente para un barrio de 30.000 personas. Hoy soy optimista, es la primera vez que se ha puesto ese cartel que anuncia obras”, expresa Mari Carmen, vecina del barrio e integrante de la Asamblea Popular de Carabanchel, que atiende a El Salto junto al resto de vecinas pegadas al solar y a una pancarta que grita: “Aquí prometieron un centro de salud”. 

“En el centro donde nos atienden debería de haber 16 médicos. Ahora solo hay cuatro por la mañana y uno por la tarde”, expresa Julio, vecino e integrante de la asamblea. A su lado, Carmen Sainz, vecina del barrio, explica que cuando piden cita pueden dártela para dentro de cuatro semanas. Hace tres años, y en plena pandemia, estos vecinos y vecinas comenzaron a manifestarse para defender su derecho a la sanidad. Y lo siguen haciendo todos los jueves. El de Abrantes fue uno de los centros más castigados, llegando a estar abierto pero sin médicos. “Poco antes de la pandemia apareció un cartel que decía que no había médicos. Si te ocurría cualquier cosa te podían derivar al centro de salud de Carabanchel Alto, a más de 3 kilómetros de distancia. Estamos en un barrio envejecido y las personas mayores tenían que desplazarse”, explica Sainz.

Juan Caraballo lleva cincuenta años viviendo en la zona. “Mientras esté el PP no confío en que aquí vayan a abrir nada”, denuncia. A su lado, Ricardo, también vecino en lucha, cuenta que hace un par de meses le dieron cita para cinco semanas después. “Y he tenido tres médicos de cabecera diferentes en un año”, añade. “Cuando pides cita por la aplicación te dicen directamente que no se puede pedir cita, hay que acudir al centro de salud”, se queja. 

Julio explica que hace poco se emitió una oferta buscando médicos para el local de Abrantes. Oferta que quedó desierta. “Los médicos oscilan entre cinco y siete. Ha habido periodos que solo ha habido cuatro. Nadie quiere venir, la carga de trabajo es muy fuerte, hace dos semanas una médica se dio de baja porque ya no podía más”.

La promesa de los 21 centros nuevos

El programa electoral de Isabel Díaz Ayuso de 2021 prometía la creación de 21 nuevos centros de salud: Alameda, Palma Norte, Butarque, Campo de Tiro en Leganés, Parla Este, PAU-4 en Móstoles, Barrio Hospital en Fuenlabrada, Valdemoro-III, El Molar, Villaviciosa de Odón, Montecarmelo, Fuencarral, Quinta de los Molinos, San Isidro-15 de Mayo, Abrantes, Dehesa Vieja en San Sebastián de los Reyes, Valdebebas, Ensanche de Vallecas-II y Soto del Henares (Torrejón de Ardoz), además de las ampliaciones de los centros de salud de Collado Villalba y Cáceres. Ninguno de ellos está en pie. En unos pocos casos las obras ya están adjudicadas y parece que avanzan como es el caso de Parla Este, Barrio Hospital en Fuenlabrada o Butarque. En casi todos los lugares, meses antes de las elecciones, aparecieron carteles como el de Abrantes, con el anuncio de una futura inauguración. En ningún cartel se señala la fecha de inicio de las obras.

Desde el espacio de vecinas y vecinos de barrios y pueblos de Madrid en defensa de la sanidad pública están recopilando todos los nuevos carteles colocados a escasos meses de las elecciones. Quieren emitir una denuncia pública por lo prometido y no cumplido. La llaman “valla propagandística” y no “publicitaria”. Promesas de Ayuso, y algunas que llevan coleando desde la época de Esperanza Aguirre.

55 centros de salud

Aguirre prometía en su campaña electoral de 2007 la construcción de 55 centros de salud. Uno de ellos fue el de Butarque, en Villaverde. Tras 15 años Antonio Abueita, presidente de la AAVV Butarque, celebra que acaban de poner la caseta de obras.

“De los 55 centros de salud que prometió Esperanza Aguirre se habrán hecho dos o tres. La mayor parte de los prometidos no están ni planificados” expresa Abueita, quien relata cómo en 2013 se cedió una parcela del Ayuntamiento y hasta 2018 no hicieron el proyecto. “En abril del año pasado se adjudicaron las obras y deberían haber comenzado a finales de junio del año pasado. Hoy ya han puesto la caseta de obra”, expresa quien se siente afortunado, en comparación con el resto de barrios que ansían su centro de salud. “Cuando se trata de una obra privada para obtener licencia y empezar a construir son todo facilidades. Pero aquí nos hemos encontrado con muchos problemas para conseguir la licencia. Eso sí, una gasolinera se ha construido en dos meses”, ejemplifica.

Butarque, un barrio en crecimiento con 20.000 habitantes, no tiene ni polideportivo. El presidente de la asociación vecinal asegura que todo lo que han conseguido ha sido a golpe de manifestación. Quince años llevan manifestándose para conseguir el centro de salud. “En la actualidad, en algunos puntos del barrio hay hasta 4 kilómetros al centro de salud más cercano y no hay transporte público que te deje en la puerta”. Se refiere al Centro de Salud de los Rosales, que en la actualidad atiende a 70.000 personas. “Somos un barrio joven, la pediatría está saturadísima. Pedir una cita en el CS de los Rosales es una quimera, puedes tardar 10-12 días en conseguirla cita. Llevamos dos semanas que no se puede pedir cita telemática. Al final hay que hacer un viaje de media hora para ir a pedir cita”, resume.

Nuevos médicos y médicas

Para la secretaria general del sindicato médico AMYTS la construcción de nuevos centros es “la eterna promesa”, que le hace sentirse como en el día de la marmota. “Lo prometido no se ha cumplido, y lo cumplido, como el centro de salud Navalcarnero II, no tiene plantilla suficiente”, expresa. En este caso lo que han hecho, asegura, ha sido desdoblar al centro antiguo y dividir al personal entre el nuevo y el viejo. “Lo que sí que renuevan siempre son los carteles, cuando se deterioran”, ironiza Hernández.

Remarca la secretaria general de AMYTS que en la actualidad un millón de habitantes de Madrid no tienen médico asignado y hay un 20% de consultas vacías. Si las condiciones de trabajo mejoraran, los nuevos médicos podrían ir al rescate de los centros saturados.  Y pone el ejemplo de Abrantes. “Si les ofrecen trabajar en un centro nuevo, con facilidades para conciliar, todo es hablable. Incluso podrían juntarse varios residentes para ir a remontar estos centros, pero deben de ver un cambio. Sobre todo si hay mucha más oferta y lugares a dónde ir”, explica. 

El 27 de mayo, 218 médicos y médicas de familia en formación acaban su residencia. Si sus condiciones mejoran, y se cumplen los acuerdos alcanzados tras una huelga de cuatro meses, podrían contribuir a rescatar los centros desde donde huyen los profesionales. Y para ello también son necesarias nuevas infraestructuras que descongestionen los centros antiguos.

Las vecinas y vecinos de Abrantes lo tienen claro. Mientras atienden a El Salto ultiman los detalles de su protesta. Es jueves, son las 17:30 y en una hora empezará la manifestación número 104. “Gracias al movimiento vecinal el actual centro de Abrantes ha resistido a un cierre, porque estaba muy amenazado”, explica Ricardo. “Con nuestra manifestación hemos creado una familia. Somos 100-150 personas que todos los jueves creamos vecindario, eso que ya no hay, eso que se está perdiendo. Y era importante recuperarlo para no perder lo poco que nos queda”, sentencia Julio.

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