UCIs al borde del colapso, desvío de sanitarios al Zendal e impacto del temporal ponen a los hospitales madrileños en alerta roja (16/01/2021).

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“Estamos viendo que la pendiente de positivos e ingresos es mucho más pronunciada. El nivel de críticos está por encima de lo vivido en el pico de la segunda ola”, señala Alfonso Canabal, presidente de la Sociedad de Medicina Intensiva de Madrid.

- Desde los principales colectivos médicos señalan que las camas estructurales de UCI se encuentran ya a más del 90% de su capacidad.

- Tanto el Gobierno central como el Ejecutivo madrileño consideran que a pesar del incremento de la curva todavía existe margen para no tener que recurrir al confinamiento total.

La sanidad madrileña, agotada tras casi un año de sobreesfuerzo continuo por la pandemia, se asoma de nuevo al abismo después del preocupante repunte de los casos experimentado tras las fiestas navideñas. En apenas semana y media, la incidencia acumulada en la región ha pasado de estar situada en los 375,35 casos por cada 100.000 habitantes a superar la barrera de los 600. Una tendencia al alza que preocupa seriamente a los profesionales del sector. Los hospitales de la región están cada día más tensionados. Y sus unidades de críticos comienzan a estar sobrepasadas. “De media, la ocupación de las UCI se mueve, en este momento, entre el 90% y el 95%”, explican. De hecho, en varios centros del Servicio Madrileño de Salud (Sermas) se están empezando ya a ocupar con pacientes covid todas aquellas zonas con posibilidad de tomas de oxígeno que, en situaciones normales, se reservan para otros trabajos. “Tenemos serias dudas de que en las próximas semanas vayamos a poder atender lo que nos vaya llegando”, apuntan las diferentes fuentes consultadas. Una presión que se ha visto incrementada, además, con los accidentes y los problemas derivados de Filomena.

Desde fin de año, los contagios se han disparado en la comunidad autónoma un 51%. Y los ingresos no paran de incrementarse. Si el último informe del Ministerio de Sanidad de 2020 arrojaba 1.880 hospitalizados en planta y 305 en UCI, ahora esas cifras se sitúan por encima de los tres millares y de los cuatro centenares, respectivamente. A pesar de ello, desde el Ejecutivo regional llaman a la calma. “Durante la primera ola tuvimos un pico de casi 18.000 pacientes ingresados en planta y de cerca de 1.900 en las unidades de cuidados intensivos, por lo que existe presión asistencial en los hospitales pero todavía hay capacidad para soportar esta tercera ola”, aseguraba este mismo viernes en rueda de prensa el viceconsejero de Salud Pública, Antonio Zapatero. Unas afirmaciones que, sin embargo, no disipan la inquietud presente en los profesionales sanitarios. “Estamos viendo que la pendiente de positivos e ingresos es mucho más pronunciada. El nivel de críticos está por encima de lo vivido en el pico de la segunda ola”, apunta en conversación con este diario Alfonso Canabal, presidente de la Sociedad de Medicina Intensiva de Madrid (Somiama).

Jefe de servicio de la UCI en uno de los hospitales más importantes de la región, se muestra especialmente preocupado por la situación de lleno en las unidades de cuidados intensivos. “Es muy alarmante”, resalta al otro lado del teléfono. Una radiografía en la que coinciden también desde la Asociación de Médicos y Titulados Superiores de Madrid (Amyts) y CCOO. “No van a ser capaces de soportar el envite de los próximos días. Y esto acaba de empezar, porque creemos que en las dos próximas semanas puede haber una avalancha de casos”, vaticinan desde el sindicato. Los tres colectivos señalan que la ocupación media se mueve ya entre el 90% y el 95% sobre el total de camas UCI estructurales, es decir, aquellas que se usan en condiciones normales como tal. En el Hospital de Alcalá, por ejemplo, este viernes tenían un total de 17 pacientes críticos ocupando cama –el centro tiene unas 26 disponibles–, mientras que en el Puerta de Hierro se contabilizaban una veintena de personas en la misma situación –este centro tiene unas 20 UCI estructurales–, según los datos recopilados por CCOO a través de su presencia en los diferentes centros.

Esto está provocando que en algunos centros ya se haya tenido que echar mano a otro tipo de unidades que cuentan con camas que se pueden adaptar para este tipo de pacientes. Así, por ejemplo, en el Infanta Leonor de Vallecas tienen a media docena de positivos graves ubicados en la Unidad de Reanimación (REA), pensada para el cuidado del paciente crítico postquirúrgico o politraumatizado, y otros cinco más en el gimnasio. Una imagen similar es la que se ofrece desde el Hospital Universitario de Móstoles. “Las UCI las tenemos llenas a rebosar, por lo que se está trasladando ya al servicio de reanimación, lo que provoca que vayamos perdiendo espacios destinados a procesos quirúrgicos”, explica a este diario Sonia Melantuche, celadora y delegada sindical de un centro que ya tiene cerradas con pacientes covid la séptima y parte de la sexta planta. Mientras tanto, en algunos hospitales como el Infanta Sofía hay áreas que permanecen todavía cerradas. Es el caso de la cuarta torre, que cuenta con 16 puestos de cuidados intensivos listos para ser utilizados.

Nivel de riesgo asistencial muy alto

Los datos de presión hospitalaria difundidos por las administraciones públicas –tanto Ministerio de Sanidad como el propio Gobierno de Isabel Díaz Ayuso– no tienen en cuenta solo las camas UCI estructurales, sino también todas aquellas que puedan ser readaptadas rápidamente para orientarlas en exclusiva a la pandemia. Esto explica que las cifras oficiales sitúen la ocupación de espacios para críticos en el 36%, solo en mejor situación que Baleares, Cataluña, Comunitat Valenciana o La Rioja. Un dato que, no obstante, sigue siendo muy preocupante. Según el famoso semáforo covid que el Consejo Interterritorial de Sanidad acordó en una de sus reuniones de octubre, una ocupación superior al 25% en las UCI es sinónimo de alerta roja. “Tenemos una ocupación de críticos muy por encima de la que se recomienda para que podamos maniobrar en los hospitales para atender cualquier problema que surja”, recalca el presidente de Somiama. Lo mismo pasa con las camas de hospitalización. Cuando se rebasa el umbral del 15% solo con positivos de coronavirus, el nivel de riesgo es muy alto. En estos momentos, se sitúa cercana al 18%.

Y mientras la presión asistencial continúa escalando en toda la red hospitalaria, los sindicatos denuncian que las plantillas de estos centros se están viendo mermadas por los traslados forzosos de profesionales al nuevo Hospital de Emergencias Enfermera Isabel Zendal, el centro de pandemias convertido en la joya de la corona de la gestión sanitaria del Ejecutivo de Isabel Díaz Ayuso. “Se están intentando llevar gente allí todos los días, es un goteo constante. Y si te niegas, te arriesgas a que te suspendan el contrato que te hicieron como personal de refuerzo por el covid”, aseveran desde CCOO. “Aquí ya han llamado a siete enfermeros, cinco auxiliares y tres celadores”, apunta Melantuche desde el Universitario de Móstoles. En el Hospital del Escorial se habla también de un par de enfermeras y un auxiliar trasladados al nuevo centro de Valdebebas. “Yo creo que no hay más respuesta que esa, no hay más remedio que localizar a buena parte de los pacientes de coronavirus en un lugar de estas características y, por tanto, no hay más remedio que tener personal allí”, dice, por su parte, Canabal, que se desplaza como voluntario para hacer guardias en el Zendal.

El hospital de pandemias, cuya factura ronda ya los 150 millones de euros –tres veces más de lo que se estimó en un primer momento– y que acoge actualmente a 269 pacientes y 663 sanitarios, echó a andar el pasado mes de diciembre con uno de sus cuatro módulos. No obstante, el Gobierno madrileño decidió este viernes poner en marcha otro de ellos. En principio, serán 72 camas más, una cifra que se irá aumentando “conforme sea necesario”, según explicó el viceconsejero de Salud Pública. “Teniendo en cuenta que en los hospitales de origen se está experimentando una subida brutal, quiero entender y espero que se recurra ya a la contratación de nuevo personal”, dice Julián Ezquerra, presidente de Amyts. En los últimos días, el Zendal ha vuelto a situarse en el ojo del huracán después de que dos pacientes ingresadas denunciaran a través de la Cadena Ser cortes de luz y agua y problemas con la limpieza y la comida. “Problemas puntuales” que el coordinador general del centro, Fernando Prados, achacaba al temporal que ha azotado a la comunidad.

El colapso de la borrasca

Porque Filomena ha complicado todavía más la situación sanitaria en la Comunidad de Madrid. En los últimos días, el colapso provocado por la borrasca ha trastocado, según el Ejecutivo regional, la programación prevista para el suministro de la primera dosis de la vacuna o ha frenado la realización de pruebas PCR ante la imposibilidad de transportarlas hasta los laboratorios. Del mismo modo, ha provocado goteras e inundaciones en hospitales como el de Arganda del Rey o La Paz, donde ya hace tres años se vieron imágenes similares a causa de otro temporal. A Filomena también ha achacado Zapatero que este jueves en las urgencias de este último centro hubiese una veintena de pacientes para una docena de camas. “Yo quisiera que entiendan cómo se encontraban las carreteras en Madrid, lo que supuso un retraso en el traslado de ocho de estos pacientes al Zendal”, explicó el viceconsejero. Problemas a los que se suma también el incremento de la carga de trabajo derivada de las caídas en los últimos días. “En el servicio de traumatología nos han dicho que los próximos quince días la actividad quirúrgica se va a centrar en este tipo de fracturas”, explica Melantuche.

El acelerón pandémico también se está dejando notar en la atención primaria de la región. Lourdes Gutiérrez trabaja como enfermera en el Centro de Salud Barrio del Pilar, en la capital. Al otro lado del teléfono, explica que viene notando un incremento de la “presión” desde las navidades. “Los test de antígenos están dando positivos en un porcentaje mucho más alto que antes”, relata, al tiempo que asegura que en su “agenda” tiene “muchos más seguimientos covid” de los que pudo tener a lo largo de la segunda ola. Un problema al que ahora se ha sumado la “nefasta gestión” de la nevada. “Hasta ayer mismo por la mañana, la calle del centro era intransitable, un bloque de hielo, el acceso estaba horroroso. Ahora, con la ayuda de los vecinos, se ha ido despejando”, apunta la enfermera, que recuerda que a su centro también se tuvieron que desplazar a trabajar los sanitarios que habitualmente desarrollan sus labores en La Ventilla: “No les funcionaba la calefacción”. Según los datos de la Comunidad de Madrid, este viernes había dos centros de salud y 35 consultorios de toda la región cerrados a cal y canto.

Lo de la falta de calefacción en los últimos días se lo conocen bien en los Servicios de Atención Rural (SAR), los dispositivos encargados de las urgencias y de la continuidad de cuidados no demorables en los centros de salud. “Antes del covid la situación estaba fea. Durante la pandemia, se volvió chunga. Y ahora, con el coronavirus y el temporal, es pésima”, dice Ángel Bayo, delegado de Amyts y médico en el SAR de Arganda. Filomena ha dejado los accesos en una situación realmente complicada en buena parte de estos dispositivos de perfil rural. Y ha provocado enormes problemas en el suministro energético. Con unas temperaturas en la calle bajo cero, la calefacción dejó de funcionar. Ahora, andan trabajando sin agua. “Llevamos así desde el martes por la mañana. Y cuando pedimos unos bidones, la administración nos respondió enviando cinco botellas. No podemos atender a los pacientes sin una adecuada higiene de manos, y mucho menos en una situación de pandemia como en la que estamos”, se queja el médico, que no muestra muchas esperanzas en que este fin de semana todos estos problemas vayan a “mejorar”.

Con una fotografía como esta en plena crisis del coronavirus, los sanitarios exigen a la administración que se ponga las pilas y adopte “medidas más duras”. “Están tardando en hacer un confinamiento, corto pero estricto, en tomar decisiones, aunque puedan ser difíciles políticamente. Por favor, que dejen sus siglas fuera del despacho”, pide Ezquerra. De momento, desde el Gobierno central se descarta un confinamiento estricto al considerar que hay todavía margen para aplicar medidas intermedias. Y el Ejecutivo madrileño continúa con su política de cierres por zonas básicas de salud, si bien este viernes decidió adelantar el toque de queda a las 23.00 horas, con el cierre de la hostelería una hora antes. Mientras, en los hospitales siguen trabajando a destajo, como llevan haciendo ya casi un año. Por eso, Melantuche pide desde el Universitario de Móstoles responsabilidad a todos los ciudadanos: “Hay gente que sigue sin ser consciente de que el bicho existe y mata. Si no ponemos todos de nuestra parte, no vamos a terminar nunca”.

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