La atención primaria en Galiza, saturada: “Hemos tenido 86 pacientes en un día” (21/07/2021).

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Desde la Asociación Galega de Medicina Familiar e Comunitaria alertan del estado de colapso en las consultas de las áreas sanitarias de Vigo, Pontevedra, Ourense y Santiago.

El pasado 16 de julio una consulta médica del Centro de Salud de Baltar, en Sanxenxo (Pontevedra), atendió a 86 personas. Ese mismo día ese centro atendía a 99 paciente en Urgencias “para un solo médico. Y nos dicen del Servicio Gallego de Salud (Sergas) que no hace falta refuerzo médico... Y mandan de refuerzo a un guardia de seguridad”, se queja un trabajador. Este ejemplo escenifica la situación de “colapso” que se vive en las áreas sanitarias de Vigo, Pontevedra, Ourense y Santiago, tal y como confirma Susana Aldecoa, presidenta de la Asociación Galega de Medicina Familiar e Comunitaria (Agamfec).

“Este nuevo repunte de la quinta ola unido se ha unido a las vacaciones de los profesionales y a que hay cero sustituciones de médicos y enfermeras, más los que se han llevado para vacunar a los puntos de vacunación masiva, más la sobrecarga que arrastrábamos... pues estamos fatal. No podemos actuar sobre los casos agudos, no llegamos a los crónicos ni a la parte de promoción de salud”, se queja esta médica de familia.

Mientras, un sanitario de un punto de urgencias de Ourense alerta de que ha atendido a 96 personas en dos días. “A mí me parece un exceso. Soy la única de cuatro profesionales currando”, se queja. “En todo el área sanitaria de Vigo las médicas superan los 50 pacientes al día”, añade Aldecoa.

Según una encuesta de la Organización Médica Colegial el número de pacientes por médico no debe superar los 35 para que la asistencia sea de calidad. Opinión que comparte la presidenta de Agamfec. “No deberíamos pasar de 30, sería lo asumible, siete minutos por paciente.  Y esto es aceptable entre comillas. En los 90 se peleaba por 10 minutos por consulta. Un catarro en siete minutos sí podemos tratarlo, un diabético es imposible. Los crónicos se están quedando atrás”, advierte.

Repunte con rastreo deficiente

Y todo ello en una comunidad que, subida a caballo de esta quinta ola de coronavirus, ha pasado de 40 casos por cada 100.000 habitantes el pasado 18 de junio a superar los 400 casos un mes después. “No hubo nunca un aumento tan rápido. Es un perfil de paciente diferente, menos grave, el hospital está bien pero a nosotros nos supone la misma sobrecarga”, cuenta Aldecoa, quien indica que a cada paciente que llama con síntomas se le pide la prueba, si es necesario examinarle se le cita, se le va llamando cada dos días, se le tramita su baja laboral, se le pide su lista de contactos estrechos y comprueban si la Central de Seguimiento de Contactos, un organismo que puso en marcha el Sergas para las labores de rastreo, ha hecho su trabajo. Y no siempre es así.

“Comprobamos que no siempre ocurre, la Central de Seguimiento de Contactos no siempre hace el listado de personas a rastrear así que a veces nos toca hacerlo a nosotros, que acabamos haciendo el estudio de contactos  aunque no nos debería corresponder, pero lo hacemos por responsabilidad”, indica esta médica de familia quien denuncia oscurantismo en torno a este equipo de rastreo, del que han pedido detalles, como qué tipo de personal lo conforman, y no han recibido respuesta.

Y mientras los centros de salud se distribuyen esta ingente tarea, con unos marcadores que no paran de subir, la falta de personal es ya asfixiante. “En mi centro, Beiramar de la ciudad de Vigo, somos siete médicos y faltan tres; somos seis enfermeras y faltan dos. Mientras, las listas de personal están vacías porque se han formado menos profesionales de los necesarios y también porque una vez que se forman no se quedan en atención primaria. Bien porque les ofrecen contratos más jugosos en otras áreas o en otros países o bien porque se van a la privada”, explica Aldecoa para quien la solución pasa por mejorar las condiciones laborales.

“Hay que formar más especialistas, hay que ofrecer mejores condiciones, mejores contratos a los jóvenes. Hoy un médico gana lo mismo trabaje donde trabaje, pero si trabajas en una zona especialmente aislada deberías tener mejor salario que otros profesionales que estamos en centros con hospitales en nuestras cercanías. Si no, se van a ir perdiendo los médicos de pueblo”, concluye.

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