Salud mental y pandemia, las secuelas salen a la luz (14/10/2021).

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Afectados y profesionales hablan de los efectos psicológicos de esta crisis para luchar contra los estigmas.

El 30% de la población española afirma haber tenido ataques de pánico desde que el coronavirus trastocó nuestras vidas. Más del 50% reconoce haber sentido algún tipo de tristeza o ansiedad. Hay estimaciones que apuntan que las consultas con profesionales de la psicología se han duplicado respecto a 2019 y el consumo de psicofármacos ha aumentado el doble de lo que suele hacerlo. 

Estas son solo algunas de las cifras que reflejan que la salud mental en España ha empeorado desde el inicio de la pandemia. Cifras que por sí solas impactan, pero que impresionan aún más cuando nos acercamos a las historias reales que laten tras ellas. Poner voz a estos problemas ayuda a visibilizar una cuestión que tradicionalmente ha permanecido oculta y sobre la que ha pesado un gran estigma contra el que poco a poco se va luchando: cada vez con más fuerza, pero aún con un largo trayecto por recorrer. 

"Yo nunca había tenido problemas de salud mental y nunca creí que podría acabar ingresada por ello. Pero el confinamiento me pilló solo unas semanas después de la ruptura de una relación sentimental larga y contribuyó a que sintiera que todo se me venía abajo. Aquella idea que tenía de estar con esa persona hasta el fin de mis días se había desvanecido y a partir de ahí todo lo que me daba cierta estabilidad también se iba cayendo. De repente la red en la que podía apoyarme estaba completamente alterada", relata Laura, que suma como factor de su colapso emocional "el atiborramiento de información" sobre la Covid.

Esta mujer forma parte del grupo de portavoces de Obertament, una plataforma que lleva más de diez años luchando contra la discriminación que sufren las personas con algún problema de salud mental y a quienes pretenden hacer dueñas de su cambio. Ese grupo lo componen un centenar de activistas que tienen o han tenido un trastorno y han sufrido las consecuencias de un estigma que dificulta su recuperación. Esta entidad denuncia que se trata de ciudadanos que además suelen ser infradiagnosticados cuando padecen alguna enfermedad física porque sus dolencias tienden a asociarse a su estado psicológico.  

Como Laura, Vanesa, Jesús, César, Micaela, Alberto... son algunas de las personas que se han prestado a compartir sus vivencias con este diario y que iremos conociendo a lo largo de los próximos días. Vivencias con las que muchos nos sentiremos identificados porque de alguna u otra manera, en mayor o menor medida, esta pandemia nos ha afectado prácticamente a todos. Junto a ellos, un grupo de profesionales nos ampliarán la diversidad de situaciones que se están produciendo y nos ayudarán a saber cómo detectarlas y qué hacer para intentar superarlas.

"El estigma hunde sus raíces en aspectos culturales muy mantenidos en el tiempo y muy intensos. El miedo a la locura es ancestral y está muy extendido en nosotros, aunque hay mucho de irracional en él porque la mayoría de los problemas de salud mental tienen remedio. El tabú ha contribuido a que ese miedo irracional se mantuviera. Incluso sentimientos vinculados a él como la vergüenza o la culpa refuerzan su irracionalidad", explica Mercedes Navío, directora de la Oficina de Salud Mental y Adicciones de la Comunidad de Madrid. Esta unidad puso en marcha en junio del año pasado un Plan de Respuesta en Salud Mental a la crisis generada por la Covid-19 a través del cual ha atendido a más de 10.000 pacientes. 

"Afortunadamente el 90% eran fundamentalmente casos de ansiedad, leves o moderados, y en menos medida trastornos del ámbito afectivo o adaptativo depresivo. Es una buena noticia porque significa que hemos podido amortiguar la necesidad y reducir la posibilidad de que pudiera haber una patología más instaurada, mantenida en el tiempo. Hemos hecho prevención secundaria intentando impedir que hubiera situaciones de cronicidad y por supuesto mitigar todo lo posible el sufrimiento que hay detrás de esta sintomatología", agrega la psiquiatra.

Este plan se dirige principalmente a tres grupos considerados de "especial vulnerabilidad derivada del contacto con las situaciones potencialmente traumáticas de la pandemia": sanitarios, enfermos que han superado el coronavirus y familiares que perdieron a un ser querido y no pudieron despedirse de él. Pero las casuísticas que se están registrando son múltiples: niños aterrados por el toque de queda que exigían a sus padres marcharse a casa en cuanto empezaba a oscurecer; embarazadas angustiadas por lo que pudiera ocurrirles a sus bebés; adolescentes inquietos por su futuro y que han perdido el contacto con amigos; personas que han pasado año y medio sin entrar en un espacio cerrado y que siguen manteniendo unas estrictas medidas higiénico-sanitarias... 

...Y afectan a todos los colectivos. Autónomos que han tenido que cerrar sus negocios tras décadas dedicadas a ellos; trabajadores por cuenta ajena en ERTE o en paro; familias a las que se les ha muerto un ser querido y no han afrontado el duelo al no poder despedirse de él; mayores que se han sentido solos y aislados; personas con discapacidad con altos niveles de estrés por el confinamiento; padres superados al verse incapaces de conciliar el teletrabajo con el cuidado de los hijos...

"Los primeros meses el impacto fue muy fuerte. Vivimos una situación generalizada porque nadie sabía qué estaba pasando. Año y medio después nos encontramos aún con personas que no se han adaptado a la evolución de la pandemia y que están de baja laboral, tienen mucho miedo a salir a la calle, no están preparadas para la presencialidad, no quedan con gente ni entran en establecimientos cerrados...", señala Carmen Rodríguez, psicóloga de Affor Health, consultora especializada en prevención psicosocial. 

En líneas generales, la última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) sobre salud mental, realizada en febrero, mostró que el 51,9% de los entrevistados se había sentido "cansado o con pocas energías" y el 23,4% había sentido mucho o bastante "miedo a morir debido al coronavirus". El sondeo también reflejó cambios en el comportamiento de los niños y adolescentes. Un 52,2% de los padres o abuelos notaron alteraciones en la manera de ser de los pequeños: un 72,7% en el "humor", un 78,6% “en los hábitos de vida” y un 30,4% "en el sueño". 

Ese mismo sondeo apuntaba que el 6,4% de los españoles había tenido que acudir a terapia con un psicólogo o psiquiatra desde el inicio de la crisis, mayoritariamente por trastornos ansioso o depresivos. El portal Doctoralia añadía hace unos días que en lo que llevamos de 2021 ha registrado más de 93.000 visitas en la especialidad de Psicología, frente a las 77.000 de 2020 y un 98% más que las 47.000 de 2019.

En ese contexto, el consumo de ansiolíticos, sedantes e hipnóticos subió en 2020 a 91 dosis diarias suministradas por cada 1.000 habitantes, según datos de la Agencia Española del Medicamento. Antonio Blanes, director de los Servicios Técnicos del Consejo General de Farmacéuticos, corroboraba a 20minutos que en el ámbito de los medicamentos para el sistema nervioso, en patologías como la ansiedad, la depresión o trastornos del sueño, se habían producido los mayores incrementos: "El crecimiento en estos grupos de medicamentos en 2020 respecto al año anterior ha sido significativo, con una media de un 4,8%. En 2019 el aumento interanual para los medicamentos indicados en este tipo de patologías fue de tan solo del 2%".

Con todos esos datos sobre la mesa, esta crisis sanitaria, económica y social ha puesto el tema en la agenda política y ha llevado a los dirigentes a impulsar medidas para abordar una situación que venía quedando en el ámbito privado. También abordaremos a lo largo de este especial las propuestas que han hecho los partidos y las iniciativas, que como la Comunidad de Madrid, están llevando a cabo diferentes administraciones. 

"Me puse en contacto con la sanidad pública y me daban cita, pero son citas muy espaciadas en el tiempo, muy cortas, y tienes que adaptarte a los horarios que ellos ponen. Son muy escasas y deficientes", lamenta un usuario de Cruz Roja Te Escucha, un servicio teléfono de apoyo psicosocial lanzado por la ONG en abril de 2020. "Urge una salud pública de calidad, no hay recursos y hay mucha gente que lo está necesitando y no se lo puede pagar y que está llamando a todas las puertas que puede sin que le atiendan", ahonda la psicóloga Marta Codeseda, que augura que "esto va a traer cola": "Los problemas que esto nos va a traer a nivel psicológico van a perdurar años porque, por ejemplo, en los niños todo lo que haya a nivel de vinculación, de apegos y de desarrollo va a empezar a salir cuando sean más mayores y necesitamos una estructura que lo pueda sostener". 

Enlace relacionado 20Minutos.com 13/10/2021.