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1 Mayo de 2020 Contra la Pandemia del Capitalismo. Lucha Obrera y Combativa. A las 12 horas cacerolada y pancartada.

Confinados, aislados en nuestros domicilios, una especie de arresto domiciliario que las autoridades de todo el mundo han impuesto a toda la población, a toda la clase trabajadora, para hacer frente a una emergencia sanitaria, a la que el capitalismo es incapaz de hacer frente. Así se presenta el 1º de mayo de 2020, Día Mundial de la Clase Trabajadora, en el que a pesar del anuncio de que el estado de alarma no iba a afectar a los derechos fundamentales, los obreros y obreras nos veremos obligados a renunciar a nuestros derechos dejando que gestione nuestro futuro la avanzadilla del capitalismo: patronal y militares.

La crisis económica que se nos viene debería ser un revulsivo para dar un paso más en la destrucción de este sistema genocida. Una crisis que se preveía desde un año atrás y que la patronal tan solo esperaba como implementarla para continuar aumentando sus tasas de ganancia. Ha sido la crisis de salud pública como hubiera sido la climática, la de las energías no renovables o la de los refugiados. Cualquiera les servía para seguir destruyendo derechos laborales, aumentando plusvalías y continuar en la senda marcada por los ideólogos del sistema capitalista. Una senda que nos lleva directamente al abismo a toda la humanidad y de la que solo podrá salir con la intervención de la clase trabajadora, la única que es capaz de plantar cara, en las ideas y en las acciones, a la clase explotadora que de una pandemia continua haciendo negocios.

El estado español ha sido uno de los primeros en aprovechar de la epidemia sus efectos más nocivos para la clase obrera. Al estado de alarma se sumaron medidas económicas que no dejan duda de que a la crisis capitalista se le quiere dar una solución capitalista para seguir perpetuando el sistema, así:

-se apoya a la patronal con un aval de 117.000 millones de euros.

-se la exonera del pago del 75% a la Seguridad Social de los trabajadores/as afectados por ERTES.

-se facilita a las empresas mantener la producción, reduciéndoles gran parte de los costes laborales con las plantillas teletrabajando desde sus domicilios.

-se les consiente que puedan disponer de derechos, incluso disponiendo de las vacaciones.

-se les beneficia con una primera medida de desconfinamiento para la vuelta al tajo sin las medidas de protección de riesgos mínimas, exponiendo al contagio a trabajadores y familiares.

-en definitiva, se les otorga todo tipo de herramientas para que el patrón pueda decidir sobre cómo les resulta mejor y más barato explotarnos.

¿Qué se ha legislado para la clase trabajadora y en qué situación nos deja? Confinamiento, reducción de salarios, disponibilidad, miles de familias sin un solo ingreso para subsistir, confinadas en reducidos espacios, miles de niños y niñas que no pueden seguir su educación porque no tienen medios… Nunca se ha podido ver tan claro cómo los intereses del capital son tan antagónicos a los nuestros como clase, aunque desde los medios masivos de comunicación nos machaquen con una crisis que no entiende de clases y de la necesidad de remar todos juntos, en la misma dirección y bajo la batuta de la patronal para salir de la crisis.

Y es que debemos tener dos asuntos en cuenta:

-que la tasa de ganancia de las empresas desde la crisis bursátil de 2008 ha ido incrementándose en base a la reducción de costes laborales.

-que el erario público, desde donde salen las ayudas y donde dejan de aportar con las exoneraciones, es mayoritariamente sufragado por trabajadores y trabajadoras. Mientras grandes empresas, con rebuscadas formulas de “ingeniería financiera” tributan y/o llevan sus ganancias a paraísos fiscales

Es inadmisible el exquisito trato dispensado a la patronal, a la que tratan de hacernos ver como la gran víctima de la crisis y la más necesitada de ayuda, cuando la realidad es justamente la contraria. La patronal obtuvo multimillonarios ingresos tras la crisis bursátil de 2008, en base a despojar de derechos a la clase obrera. En unas ocasiones con la reducción de salarios y condiciones laborales, en otras descapitalizando el erario público por la incesante reducción de sus impuestos o por la ocultación de sus ganancias en paraísos fiscales.

La crisis del Covid 19 ha puesto de relieve las consecuencias del debilitamiento del Sector Público, en este caso de la Sanidad. La pandemia hubiera sido enfrentada en mejores condiciones con una Sanidad Pública que no hubiera pasado por los recortes y despidos desde la nefasta ley 15/97.

Por otro lado, se pone en valor a profesionales que anteriormente fueron denostados. Limpiadores/as, barrenderos/as, reponedores/as, cajeras/os, transportistas, auxiliares en clínicas y residencias de mayores… trabajadoras y trabajadores con salarios de miseria, con contratos precarios, a quienes  ahora se llama “héroes” mientras se siguen manteniendo sus beneficios en base a su explotación, la sobrecarga de trabajo y el riesgo para ellas y sus familias.

Los autónomos/as también han tenido que cesar su actividad conocedores de que las partidas gubernamentales no les llegarán y que su futuro y el de sus familias está especialmente comprometido en el medio y largo plazo. Su forma de vida es la más amenazada.

Lo peor de la crisis está por llegar. La descapitalización del estado pasará factura a la hora de invertir en Servicios Públicos, otro pretexto para continuar fagocitando LO PÚBLICO traspasándolo al sector privado, un sector que en estos días ha dado muestras claras de su verdadera cara, el hacer negocio, y que por tanto es incompatible con los intereses de la clase obrera.
Hoy, las residencias de Mayores y/personas con problemas, en manos de fondos buitres y de desalmados cuyo único interés es el dinero, se han convertido en el mayor foco de la pandemia con un impresionante número de muertes dentro de las mismas, producto de la privatización y consiguiente falta de medios de todo tipo, falta de cuidados y hacinamiento.

Pero para ello, la clase trabajadora debemos ponernos al frente de la lucha, no podemos limitarnos a participar de la gestión como los sindicatos del sistema, CCOO y UGT, que gimotean por no quedarse al margen del reparto del pastel. Porque de eso se trata el gran pacto de estado al que quieren llamar Pactos de la Moncloa II. Pactos que en su versión I significaron la aceptación por parte de estos sindicatos de la lógica capitalista como única salida a la etapa de la Transición y, por tanto, los deslegitima como sindicatos de clase y los encumbra, y así lo recordará la Historia del movimiento obrero, como los grandes traidores a nuestros intereses.

Es este 1º de mayo de 2020 el momento de volver a plantar cara a quienes quieren suplantar nuestro papel, ya que estamos convencidos de que el problema es el propio sistema capitalista y que la solución a nuestros problemas pasa por derribarlo sin contemplaciones. Y, sin renunciar a la superación del sistema capitalista, entendemos que es el momento para implementar las siguientes medidas:

-que los sectores estratégicos de la Economía, muchos de ellos ahora llamados servicios esenciales, sean nacionalizados con el objetivo de que sirvan al conjunto de la sociedad.

-que los impuestos del capital contribuyan en un mayor porcentaje a la financiación de lo publico.

-que se dote de más recursos a la Sanidad Pública, derogando la ley 15/95 y poniendo a su servicio los recursos de la Sanidad Privada.

-que se reduzca la jornada laboral de trabajadores y trabajadoras sin merma de salario.

-la derogación de las Reformas Laborales y Reformas de las Pensiones.

-la profundización y unificación de las luchas con el objetivo de concienciar a la clase trabajadora de que la confrontación de clases es la única manera de superar el capitalismo y la Huelga General como herramienta para desarrollarla.

-la salida de la Unión Europea y de su brazo armado, la OTAN, que ha demostrado largamente su insolidaridad y que tan solo son las herramientas de la burguesía para planificar y mantener la explotación.

Ahora más que nunca, compañeras y compañeros, es el momento de la Unidad del sindicalismo de clase, alternativo y combativo.

Ahora más que nunca es necesario gritar al unísono

¡QUE VIVA LA UNIDAD Y LA LUCHA DE LA CLASE OBRERA!

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